
Como si el designio de los dioses griegos hubiese querido hacer emerger unas islas para proteger el florecimiento de Atenas, las islas Sarónicas que se hallan en el golfo homónimo que protege la llegada desde el mar a la región de Ática y Peloponeso, salpican el mar con sus concurridos puertos costeros. Menos conocidas que las Islas Cícladas o el Dodecaneso, sin embargo, son más accesibles desde Atenas e igual de interesantes.
Las islas principales, Salamina, Egina, Angistri, Poros, Idra, Spetses y Dokos son la opción insular más cercana a la Grecia peninsular, y sus aguas claras y limpias con buenas infraestructuras de hoteles y serviciosl las convierten en una opción magnífica para el turismo que sólo cuenta con unos días para conocer Atenas y hacer alguna escapada a las islas.
Isla de Spetses
Spetses es la isla sarónica más occidental y meridional del archipiélago de las Sarónicas. Con su aire señorial, Spetses tiene varios núcleos que destacan por sus villas neoclásicas. Los cañones de la Plaza Dapia testimonian las frecuentes batallas contra las invasiones turcas. En agosto la isla se llena para el festival Anargyria, que se complementa con la representación de obras clásicas en el teatro antiguo de Epidauro.
Isla de Hydra

Hydra (Ydra, Hidra, Idra) sigue siendo la isla predilecta para los artistas, los intelectuales y muchos famosos que no dudan que sus calas son capaces de seducir y arrancar al mismo tiempo sorpresa por la belleza de su costa.
Si a eso sumamos su ambiente cosmopolita, abierto, con eventos culturales y atractivos nocturnos, no es de extrañar que Hydra sea una de las metas turísticas preferidas por griegos y turistas. Sin olvidar que el tráfico de vehículos está prohibido y hay que desplazarse a pie o en taxis acuáticos. Una de las fiestas más interesantes y sorprendentes es la Miaoulia, en junio, cuando el puerto estalla literalmente con los fuegos artificiales que iluminan la bahía del puerto de Idra.

En Hydra existe un tipo de arquitectura de estilo singular, la kapetanospita, casas de los antiguos capitanes venecianos y genoveses construidas en piedra y que por su condición económica podían permitirse edificios de dos o tres alturas en las laderas de las colinas que daban al puerto, y con su tejado de tejas. Hoy en día, ya restauradas, son habituales como un tipo de alojamiento, conservando sus techos internos de madera, fuentes de mármol y muebles de época.
Las playas más famosas de Hydra son la de Mandraki, o las de Kaminia, Vlyhos, Molos, Bisti, Limnioniza ed Agios Nikolaos. A ello hay que sumar como atractivo las excavaciones que han sacado a la luz restos micénicos al oeste de la isla.
Isla de Poros
Si navegamos hacia el norte encontramos la isla de Poros, cuya elevación permite divisar muchas partes de la costa sarónica. La isla de Poseidón, deidad del mar donde se refugió según la mitología en la ciudad de Kalaureia y cuyos restos del templo se pueden visitar. En el punto más alto está la torre del reloj que se antoja un faro que marca las horas de la isla. Poros fue importante durante la guerra de independencia griega y su museo arqueológico muestra los restos de las excavaciones.
Para bañarse en las playas de Poros hay que apuntar los nombres de Megalo Neorio que está protegida por un bosque de pinos para protegerse del sol a la hora de comer.
Isla de Egina

La isla de Egina (Aegina), ninfa y concubina de Zeus, fue en el siglo VI a.C. un centro comercial de gran importancia gracias a la fabricación de vasos de cerámica que aún hoy en día hace que sea un objeto apreciado como reclamo turístico. Sus casas neoclásicas con fachadas de colores y la iglesia de Agios Nikolaos en el puerto son dibujadas al óleo por los pintores que se concentran en el paseo marítimo. Cercano al puerto, en la colina de Kolona se yergue una columna dórica que marca donde se hallaba el templo de Apolo, de gran importancia religiosa, y a las afueras las ruinas de Afaia.
En Egina se acuñó la primera moneda griega moderna, cuando al iniciarse la independencia fue la primera capital de Grecia, y sus pistachos compiten con los de Bronte en Sicilia por ser uno de los mejores del Mediterráneo.
Isla de Salamina
A quién no le suena el nombre de Salamina, y es que la isla de Salamina patria del poeta Eurípides, evoca la feroz y decisiva batalla librada en sus costas cuando las flotas griegas y persas dirimieron en el 480 a.C. el rumbo del Mediterráneo. Los griegos vencieron y reforzaron su control del Mare Nostrum.
En Salamina destacan los museos arqueológicos y etnográfico. Además de la capital, Koulouri, la otra población que destaca es Ambelakia, ya que frente a sus costas se desarrollaron la mayor parte de las acciones navales de la histórica batalla de Salamina.
Las islas sarónicas tienen buena conexión de ferries y es fácil llegar ya sea desde el puerto de Atenas, el Pireo, o desde el Peloponeso.